“Chile Secreto” de Jorge Baradit: El momento clave para crecer como ciudadanos

 “Chile Secreto” de Jorge Baradit: El momento clave para crecer como ciudadanos

Decir que la televisión es la culpable de que la gente no lee es, a estas alturas, un diagnóstico impreciso y apresurado. Un porcentaje no menor de las películas que se exhiben en cartelera fue antes un libro, y si comparamos las cifras de personas que lo leyeron vs. las que vieron la adaptación, la diferencia sería inigualable. Sin embargo podemos ver cómo algo que antes era exclusivo de la ficción, ahora se está tomando la no ficción.

Libros como “La Doctrina del Shock” o “Freakonomics” se volvieron documentales, y sabemos que la llegada que tienen es mucho más masiva. Mi pregunta es ¿Es esto una manera de acercar la cultura a un público mayor, o solo el diagnóstico de una sociedad que cada vez lee menos?

Como todo, no es posible categorizar absolutamente si algo es malo o bueno, y por ese mismo motivo, atacar al exitoso programa “Chile Secreto” sería chaqueteo a todas luces. Porque es evidente que ni Baradit ni su libro son culpables de que la gente lea poco.
Hay que reconocer que fue del todo gratificante ver a mucha gente leer historia e interesarse por esta gracias a los dos primeros libros “La Historia Secreta de Chile”. Pero cuando salió al aire por Chilevisión “Chile Secreto”, programa que adaptaba algunas de las historias al formato televisivo periodístico, es innegable que estos temas accedieron a una plataforma mucho mayor, y en las redes sociales se instalaron discusiones respecto a la validez histórica del programa y los libros (El autor ha sido criticado por novelar la historia sin ser historiador), además de la inclinación política de cada episodio. De lo que sí podemos estar seguros, es que gracias a este programa la gente sabe cosas de nuestra historia que antes no, y que hay un debate activo por temas que son de interés para muchos. Dedito para arriba por eso.

El programa ha sido innovador en su formato, pues aunque muchos lo critican por su supuesta liviandad, aparecen personalidades de la historia y la academia como Gabriel Salazar, respaldando lo que plantea Baradit. Además no se cae en los vicios tan característicos de los programas educativos, que terminan convirtiéndose en una clase televisada poco llamativa. El formato es atractivo y entretenido, combina la narrativa con las entrevistas, mostrando a un Baradit en proceso por descubrir, de investigador, sin ser un experto en la materia, por eso la audiencia puede identificarse fácilmente con un personaje más cercano a ellos que a los académicos con los que conversa.
Hasta ahora lleva 13 episodios, que han logrado capturar a una audiencia comúnmente apática, pero que ahora desmiente la tesis de que la televisión es mala porque así lo quieren los espectadores. Podemos hacer buenos contenidos, y espero sinceramente que esto se torne un referente para nuevos programas. No es necesario copiar todo para tener rating: Programas de comida, teleseries turcas, esoterismo y conspiranoia, no deben llenar la parrilla programática necesariamente, y contenidos de calidad pueden gustar a un público masivo.

Mi duda es ¿Podrá este programa incentivar el interés y la pasión por aprender más allá de la televisión, incentivando nuestro gusto por la lectura? Me explico: Cuando se emitieron las primeras películas de “Harry Potter”, el éxito avasallador hizo que una audiencia impaciente por saber la continuación de la historia terminaba por leerse el libro, porque la adaptación al cine aún no se había hecho. Algo similar ocurrió con “Game of Thrones”, la exitosa serie de HBO que ya alcanzó a los libros.

Si algo así pasó con la ficción ¿Podría pasar con la no ficción? Este es el momento clave para averiguarlo, debido a que hace poco salió a la venta la tercera parte de la trilogía de Jorge Baradit: “Historia Secreta de Chile 3”. Será interesante si los chilenos leerán el libro antes de ver las versiones televisivas, o simplemente esperarán a ver el programa (También es probable que no estén dispuestos a pagar diez mil pesos por un libro, o menos por la versión cuneta). De darse la primera opción, estaríamos creciendo como ciudadanos, ya que una sociedad que lee es una sociedad informada y con pensamiento crítico, y pucha que nos hace falta eso.

Pero de darse el otro escenario, si la mayoría opta por ver el programa en Chilevisión, seguirá siendo una ganancia, porque aún tendríamos a una audiencia que no se conforma con cualquier contenido. Sinceramente, ojalá que sea la primera opción. No sea amarrete, no sea flojo, compre el libro, si le interesa la historia le va a gustar.

Por Felipe Tapia, un crítico que se cayó en la marmita de Viagra cuando era pequeño.

Cine

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