Crítica de cine: “Dunkerque”

 Crítica de cine: “Dunkerque”

Durante la Segunda Guerra Mundial, en las playas de Dunkerque, Francia, casi medio millón de soldados británicos y franceses se encuentran rodeados por el avance del ejército alemán que ha invadido el país. Ante esta situación, serán los civiles quienes deberán ir al rescate de los jóvenes soldados antes de que sean masacrados.

Esta es la historia real en la que se inspira “Dunkerque”, la nueva cinta del afamado realizador Christopher Nolan.

La película transcurre en tres espacios claramente definidos: La playa, donde se muestran los eventos ocurridos dentro de una semana, el mar, donde el espectador sigue a los personajes que van en un bote durante un día, y la batalla aérea, que transcurre durante una hora. Todos estos eventos se van mezclando a través del montaje, dando una visión bastante particular del espacio tiempo, algo que Nolan ya ha hecho en otras películas como “El origen” o “Interestelar”.

La banda sonora también juega un rol fundamental en la cinta, algo que no es tan común de ver en el cine, donde generalmente el audio está en un segundo plano o está supeditado a la imagen. En “Dunkerque”, el audio es tan importante como la imagen; por ejemplo, el sonido de las balas y los motores de los aviones son increíblemente realistas, dando la sensación absoluta de estar sobre el avión, y la música aumenta la tensión de manera precisa en cada instante.

Christopher Nolan explicó en algunas entrevistas, que le dio al compositor Hans Zimmer un reloj, para que sobre el tic tac de este compusiera las canciones. Este experimento sensorial funciona a cabalidad, no solo ayudando al espectador a comprender los distintos espacio temporales que tiene la película (playa, mar y aire), sino que además es un reflejo de que la película en sí es como un reloj, que va aumentando la tensión y el ritmo de forma sistemática y sin dejar respiro.

Por otra parte, se agradece y se aprecia el uso de efectos reales en la cinta. Aquí no hay efectos creados en computadora, o si los hay son mínimos: los aviones, los barcos y las explosiones están ahí frente a la cámara, logrando un realismo que los mejores efectos digitales aún no logran.

“Dunkerque” es sin duda más que una película, una experiencia cinematográfica. Una cinta que con muy poco diálogo, narra esta tremenda historia de honor y compañerismo a través de lo más propio del lenguaje cinematográfico, es decir, los movimientos de la cámara, el montaje y la fotografía. Y la increíble banda sonora como ya hemos dicho.

Tal vez el único punto “negativo” del filme, aunque es difícil llamarlo así porque es lo más subjetivo del análisis, es que se echa de menos un personaje heroico, pero esto tiene que ver con que Nolan apuesta a no darle un rostro a la película, sino que se enfoca en los hechos por sobre las personas. La narrativa tradicional (en especial debido a la cultura Disney) nos tiene acostumbrados a ver el viaje de un héroe sacrificado, con el cual el público empatiza. Aquí esa figura no existe, no hay un personaje protagónico, sino que el relato se divide en varios personajes, así que para muchos espectadores esto puede ser un tanto extraño, y le quite algo de ese sentimentalismo al que estamos acostumbrados. Insisto, esto no es malo, sino que es distinto a lo que vemos regularmente, pero tal vez por lo mismo a mí me hizo falta. Con todo lo perfecto que es el filme, me faltó un personaje como el joker de Heath Ledger: alguien que le pusiera un poco más de corazón a este filme.

Dicho eso, “Dunkerque” es una película que sin duda hay que ver, ojalá en una buena sala de cine (como la IMAX) para apreciarla a plenitud. No tengo tan claro de si es la mejor película de Nolan, pero sin duda es la mejor cinta en lo que va de 2017 y dudo que alguna la supere.

Una película como pocas veces podemos ver en el cine, y que sin duda se llevará varios premios en los próximos Oscars.

Por Juan Carlos Berner

En Twitter: @jcbernerl

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