Crítica de cine: “Guardianes de Oz”. Buenas intenciones, mal timing.

 Crítica de cine: “Guardianes de Oz”. Buenas intenciones, mal timing.

En el mundo de Oz, lugar donde habitan brujas buenas, malas y seres con autodescubrimiento limitado, las cosas quedaron medianamente en orden una vez que Dorothy regresó a Kansas. El poder político (por decirlo de alguna forma) les fue encomendado al ahora valiente León, junto a un emotivo Hombre de hojalata y a un brillante e inteligente espantapájaros. El trío es ahora conocido como los “Guardianes de Oz”. El problema es que la bruja mala fue revivida por la buena, haciendo que todos los problemas empezaran de nuevo.

Pero el punto de vista principal de esta película es distinto, pues esta vez la historia la llevan los monos voladores. De hecho, La película tiene como título original “Wicked Flying Monkeys” (“Monos voladores”) y es una especie de spin off tipo “Minions”, pero ambientado en Oz. Sin la gracia de los esbirros amarillos, los monos protagonizan, esta vez, su propia historia de la mano de Ozzy, un pequeño pero inteligente mono volador con problemas de autoestima, pues sus alitas son demasiado pequeñas para volar bien. Es la vergüenza de los demás monos incluido su papá Goliat, quien lidera el ejército de Eviline, la bruja mala del oeste.

Eviline, desea recuperar su escoba mágica y así volverse reina de Oz. Durante el confuso ataque a Ciudad Esmeralda, la bruja logra hechizar a los guardianes y convertirlos en una exageración pesimista de sus propios logros. De ese modo el León se vuelve un monstruo de furia, el Hombre de hojalata un depresivo emocional y el Espantapájaros en un sabelotodo aislado. También amenaza a Goliat por las torpezas de Ozzy. El monito, al ver a su padre en peligro, decide rebelarse contra Eviline, tomando su escoba mágica y huyendo para tratar de restablecer el orden.

Basada remotamente en los personajes creados por L. Frank Baum, la película es una producción mexicana de los Estudios Anima, dirigida por Alberto Mar (“El chavo”, “Don Gato y su pandilla”) y cuenta con el diseño de personajes de Jorge R. Gutierrez, el mismo director de “El libro de la vida” (2014). Tiene un diseño de producción (estética) muy destacable, una historia sencilla y un humor bueno y acorde a un público infantil, pero adolece de problemas sustanciales que vuelven la experiencia en algo monótono y frustrante. El problema aquí es de animación, timing y desarrollo interno de personajes.

De animación, por lo limitado en el movimiento de los personajes, lo que los vuelve muy “tiesos” y dependientes del diálogo. De hecho, se siente como si fueran dos películas distintas. Si uno cierra los ojos, el audio funciona a la perfección, como un audiolibro. Pero al abrirlos, es posible darse cuenta de que sin el alma sonora, las animaciones parecen tener una calidad un pelito mayor a las de un sofisticado videojuego.

Eso me lleva a pensar en el timing, el ritmo o pulso fundamental para la comedia, género a la que apela esta producción. Los personajes al ser caricaturescos en su diseño, más no en sus acciones, se perciben estáticos, lo que genera micro-espacios de tiempos muertos que piden a gritos un tijeretazo del editor. Si así fuera, la película quizás funcionaría mejor durando una hora en vez de la hora y media de metraje.

Finalmente, el desarrollo interno de los personajes es otra irregularidad. Eviline, la bruja mala, es un estereotipo bien conocido. Pero en este caso la transformaron en una villana de Televisa, antipática, con minifalda y todo. No sería problema sino fuera por todo el peso dramático y tiempo en pantalla que debe llevar. Por su parte el universo de Oz se siente plano, los bosques bellos-pero-estáticos y los movimientos de cámara discretos.

Sin embargo, hay aciertos como el personaje de Gabby, brujita aprendiz sobrina de Glinda, la bruja buena que cometió el desacierto de des-derretir a Eviline. Gabby es el perfecto contrapunto de Ozzy en su aventura y ayuda a mover la historia. También destacan los personajes que le dan el título en español a esta película. El León, el Hombre de hojalata y el Espantapájaros son figuras arquetípicas multidimensionales que reviven en estos nuevos diseños y funcionan en beneficio de la historia.

“Guardianes de Oz” es una película que funciona para un publico infantil y quizás pre-adolescente, pero que puede quedar corto para audiencias más exigentes. Sobretodo para quienes gusten del género de animación, que desarrolle historias originales con personajes prestados de clásicos infantiles.

© Por Hugo Díaz

En Twitter: @Elhugo

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