Crítica de cine: “Promesa de vida”

 Crítica de cine: “Promesa de vida”

El cine nos ha dado varios ejemplos de actores que deciden pasar a estar detrás de la cámara y dirigir sus propias películas. Algunos lo han hecho con éxito, como Sylvester Stallone, Ben Stiller, Mel Gibson y por supuesto el gran Clint Eastwood. A otros nos les ha ido tan bien, como a Angelina Jolie. Hoy, es Russell Crowe quien toma la dirección de una película protagonizada por el mismo, y el resultado es un tanto frustrante, aunque no del todo.

“Promesa de vida” cuenta la historia de Joshua Connor (Crowe), un granjero australiano que tiene el don de encontrar agua en lugares donde es casi imposible. Connor vive junto a su esposa, a quien vemos como una mujer profundamente triste. La trama entonces nos explica que el matrimonio ha perdido a sus tres hijos en la batalla de Galípoli, durante la Primera Guerra mundial. A raíz de este dolor la mujer muere y Joshua decide cumplirle una última promesa: ir a Galípoli a buscar los cuerpos de sus hijos para que descansen en suelo australiano.

Así nuestro protagonista llega a Constantinopla, donde conocerá a Orhan, un simpático niño que lo convencerá de hospedarse en el hotel de su madre, la hermosa Ayshe, quien también sufre por los estragos de la guerra, además de vivir en una sociedad profundamente machista y arraigada en antiguas tradiciones. Mientras, Connor encontrará en un general turco, que peleó contra los australianos, al único con la voluntad de apoyarlo en la compleja tarea de encontrar a sus hijos.

“Promesa de vida” narra una historia profundamente humana y universal, pero que no logra conmover como se espera debido a que no es capaz de hilar ciertos aspectos básicos de la historia. Por un lado tenemos a este padre persistente que hará lo imposible por encontrar a sus hijos en medio de un campo donde hay millones de muertos, pero al mismo tiempo cuesta relacionar a este hombre con su historia pasada, cuando vivía feliz con su familia. Esta parte se trata de armar a través de flashbacks, que a la larga se hacen insuficientes y se pierden dentro de la película.

Por otro lado está la parte histórica de la película. Salvo que uno sepa mucho de historia, la batalla de Galípoli es más bien ajena y desconocida para la mayoría, y la forma en que se narra la situación es un poco confusa. De esta forma para muchos se hará difícil (hasta la mitad de la película al menos) empatizar con la suerte de con un grupo de jóvenes australianos que murieron tratando de invadir Turquía.

A pesar de lo anterior, a la larga la cinta logra repuntar e incluso llegar a un clímax muy potente, tal vez lo mejor de la película. Ahí es donde por fin la trama se logra cerrar y lograr la tan esperada emotividad.

“Promesa de vida” es de aquellas películas bien filmadas, incluso se nota que está hecha con cariño, pero el espectador al salir queda con la sensación de que pudo haber sido mejor.

© Juan Carlos Berner

En Twitter: @jcbernerl

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