CRÍTICA DE CINE: “PROXIMITY”, LO QUE EMPIEZA BIEN PERO ACABA MAL

 CRÍTICA DE CINE: “PROXIMITY”, LO QUE EMPIEZA BIEN PERO ACABA MAL

Finalmente pasó, chicos. La ciencia ficción nos alcanzó. Antaño, aquellas historias de viajes espaciales, robots, pantallas, experimentos genéticos e imposibles adelantos, ya forman parte de nuestra realidad. Si hace diez años nos habrían dicho que debemos encerrarnos en nuestras casas para protegernos de un virus que nos mata, lo habríamos tomado a joda. Pero el presente alcanzó al futuro.

En ese orden de cosas, la ficción debe esforzarse por estar a la altura y en más de una ocasión lo logra, pero con “Proximity”, de Eric Demeusy, eso no pasa. Al menos luego de la primera hora de película, que nos muestra un conflicto bastante arquetípico del género como lo es el contacto con extraterrestres. En los años 70 y 80 las historias de abducción abundaban, y las falsificaciones eran más fáciles a la hora de embaucar a la gente, debido a las escasas posibilidades tecnológicas. El filme intenta resucitar esa fiebre sin mucho éxito, o desarrollando el tema de una forma que no se actualiza muy bien a los nuevos tiempos.

Isaac (Ryan Masson) es un científico de la NASA al que un día se le ocurre grabar todo. Tiene un encuentro cercano del tercer tipo en una forma que recuerda bastante a la que tuvo Homero con el Sr. Burns drogado y, al igual que Homero, nadie le cree pese a que filmó el suceso. El problema es que se tomó con la generación de las Fake News que todo se lo cuestiona y, pese a que sube el video a Youtube, nadie le cree, algo bastante raro, considerando que todo lo que sale en Youtube suele ser verdad. Hasta aquí la premisa es interesante, es decir, en la era de la información falsa, un testimonio de abducción sería sometido a un escrutinio mucho más meticuloso, pero de aquí en adelante la película se desinfla y no cierra ni explica todas las conjeturas que escupe sin ningún propósito narrativo.

En el proceso Isaac adquiere el inútil superpoder de volver las cosas invisibles solo para él, conocerá a una chica que viene a hacer el mismo rol de Megan Fox en los Transformers, pero aquí no posa sexy. Será perseguido por agentes gubernamentales ineptos e incapaces de capturar a un veinteañero, y también por robots arrancados de un episodio de “Doctor Who”.

En el camino se les unen un par de cyber-conspiranoicos más que estereotipados, mientras los persigue un Sr. Smith A Cuenta y se cuelan unos rollos religiosos que en nada aportan a la trama. No vuelven a salir los superpoderes de Isaac sino hasta el final, tampoco se explican, solo son usados como Deus Ex Machina. La aparición de los extraterrestres no mejora la cosa, es más, hacen que uno se pregunte por qué motivo se le aparecen a la gente en la Tierra.

En resumidas cuentas, “Proximity” no funciona ni como entretenimiento livianito ni como propuesta profunda sobre la verdad y lo que creemos. Tiene demasiados agujeros en el guion, inconsistencias narrativas y callejones sin salida que no conducen a ningún lado.  Las dudas no se explican, pero tampoco es de esos finales abiertos en los que tú debes hacerte preguntas, solo nos quedamos con la sensación de que los guionistas eran perezosos. A ratos se torna entretenida, pero no lo suficiente. Además, el comportamiento de los personajes, ya sea protagonistas, antagonistas o extraterrestres, es errático e incomprensible, cuando no es estúpido.

Creo que para quienes aman la ciencia ficción, las historias sobre abducciones, conspiraciones gubernamentales y héroes que desafían al poder, existen cientos de películas que valen la pena mucho más que esta. Quizá el mayor valor de este filme es que visibiliza y expone lo importante que son los detalles en una historia, y que esta no debe armarse sobre la marcha, por lo que su mejor aporte es que podemos ver todo lo que no hay que hacer al momento de producir una película.

Por Felipe Tapia, el crítico al que todos desean abrazar durante la cuarentena

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