Crítica de “El Círculo”: una metaobra

 Crítica de “El Círculo”: una metaobra

Es difícil encontrar a alguien en estos tiempos que no haya escuchado hablar de la ocupación israelí en Gaza, y todo el problema y muertes que han sufrido los palestinos. Lo complejo es que, a diferencia de otros dilemas políticos en donde tomar partido suele ser simplificado a una dicotomía o un conflicto de dos lados, en este caso en particular pueden existir varios matices, por lo que es posible no estar de parte de ninguno de los dos bandos, apoyar en parte a ambos, hacer distinciones entre judíos y sionistas, o palestinos y árabes.

Puedes ser de los que repudian los campos de concentración nazi o sostienen que debieron matar a los judíos para impedir la matanza en la actualidad. También puedes apoyar a los palestinos que atacan clandestinamente a los judíos o condenar sus acciones pues perjudican a familias civiles. Desde esta complejidad es donde nace “El Círculo”, del colectivo Natuf que, luego de dos años de su estreno, lanzan una versión virtual a través de la plataforma de Matucana 100.

El círculo desde la misma trama

Seis jóvenes chilenos, de ascendencias judías algunos y árabes otros, se reúnen para planificar una obra de teatro sobre el conflicto en Gaza. Es decir, es una obra sobre una obra. Se nos aclara desde un principio que, a simple vista, cuesta identificar a todos según la etnia de la que proceden. De esta forma, la obra será una constante discusión sobre temas políticos e históricos, en lugar de construir la historia por medio de la acción. Los personajes estarán sentados la mayor parte del tiempo intercambiando sus ideas, a veces totalmente opuestas, a veces conciliadoras, sobre el tema, dejando salir de tanto en tanto sus prejuicios y pasiones, cada uno desde su vereda. Una técnica que puede recordar por momentos a la película Man From Earth.

Usualmente, las obras teatrales son la representación en escena de un conflicto entre fuerzas enfrentándose. En este caso, la obra en sí es el conflicto. Los diálogos irán evolucionando desde las trivialidades como los dulces árabes a encendidas discusiones respecto a si los judíos israelís tienen derecho a un territorio en donde erigir su nación, o si ser sionista implica apoyar la crueldad perpetrada en Medio Oriente.

Personajes que te llevarán a abrir tu mente

A través de los personajes conoceremos las diferentes posturas sobre el conflicto, la defensa de cada uno de los bandos, y el desarrollo de una discusión muy compleja respecto a la cual una hora y media no basta para entender sus matices y complejidades, las que incluso para los descendientes de ambos pueblos pueden tornarse ambiguas, por lo que, lógicamente, para una persona ajena a esta realidad lo serán mucho más.

No obstante, hay que admitir que la obra en sí está elaborada casi en su totalidad por medio del discurso que transmite. Uno de los principios de la crítica marxista es que la obra, pese a que pueda ser usada como un vehículo para retratar, denunciar o problematizar un aspecto de la realidad social, debe contener un valor literario por sí misma. Dicho en cristiano (o en judío, si me perdonan el pésimo chiste de mal gusto), si deseas escribir una obra sobre la desigualdad social, esta debe funcionar como historia al mismo tiempo que como crítica. De lo contrario, es mejor escribir un ensayo o columna sobre la desigualdad. En palabras de Juan José Saer, la sociología puede hacer de la literatura una disciplina auxiliar, siempre y cuando no intente definirla por sus valores.

Esto no quiere decir que “El Círculo” carezca de mérito en virtud del mensaje que transmite. De hecho, los diálogos son una constante invitación a la reflexión e incluso la obra se parodia a sí misma de manera constante, evidenciando lo difícil que es que un grupo de actores palestinos y judíos se pongan de acuerdo para embarcarse en un proyecto a la vez tan ambicioso y complejo, en un escenario en el que es imposible que todos queden contentos, o que se cuente solo una parte de la historia, para usar un cliché.

El círculo y su subtexto

Pero hay que ser justos, el modo en el que la obra fue construida, hace en ocasiones que esta caiga en lo panfletario. Si estuviésemos ante una representación teatral más tradicional, con una historia y su correspondiente subtexto, esto no habría sido tan notorio. Pero, al tratarse de una conversación entre los actores, la obra ES el subtexto. Imagino que es uno de los riesgos que los autores toman al momento de salirse de lo tradicional y experimentar con metodologías más arriesgadas. Siempre, creo yo, hay que valorar esos riesgos.

La decisión de representar una metaobra como “El Círculo”, protagonizada por actores que  desean hacer una obra, en lugar de contar una historia sobre la ocupación israelí en Gaza, probablemente tenga algo que ver con que las dos directoras, Andrea Giadach y Alejandra Díaz Scharager, son palestina y judía respectivamente, por lo que, presumo, se intentó ser lo más neutral posible, además de que el conflicto que se buscaba retratar no era la violencia desatada en Medio Oriente sino, por el contrario, las diferentes posturas que personas pueden tener en relación al conflicto, los prejuicios que suelen nacer, la rabia que muchas veces puede desencadenar juicios emitidos desde lo pasional, el sentimiento de pertenencia que nos obliga a veces a defender nuestras raíces y nuestro lado de la historia, haciendo que, por ejemplo, nos burlemos de quienes creen que bailar como Shakira pueda ser considerado danza árabe.

Creo que “El círculo” es una obra que vale la pena ir a ver, pues el tema que trata es totalmente pertinente a lo que pasa en la actualidad, y puede ayudar al chileno promedio a tener una postura más clara, teniendo en cuenta las dos versiones de los actores que discuten en escena. Dichos puntos de vista, ¿podríamos conocerlos a través de un ensayo histórico en lugar de una obra teatral? Eso lo dejaré al criterio de cada espectador. Se los dejo de tarea.

Por Felipe Tapia, un crítico que es, a la vez, un pésimo bailarín

Funciones

Desde el 27 de mayo al 13 de junio

De jueves a domingo a las 20:30 hrs.

Entradas en modalidad “paga lo que puedas”: $3.000, $5.000 o $7.000

Escenario Virtual y compra de tickets M100: https://www.m100.cl/programacion/teatro/circulo/

En cualquier parte del mundo.

FICHA ARTÍSTICA

Creación e Investigación: Colectivo Natuf | Co-dirección del proyecto: Andrea Giadach y Alejandra Díaz Scharager | Dirección escénica y Dramaturgia: Andrea Giadach | Producción creativa: Alejandra Díaz Scharager | Elenco: Shlomit Baytelman, Samantha Manzur, Moisés Norambuena, Constantino Marzuqa, Antonio Zisis, Juan Carlos Saffie, Alejandra Díaz Scharager, Ana Campusano | Diseño integral: Ana Campusano | Asistencia de investigación y Registro de archivo: Cristina Hadwa | Diseño sonoro: Marcello Martínez | Asistente dramaturgia: Pablo Manzi | Proyecciones: Niles Atallah | Mapa sinfín: Rafael Guendelman Hales | Marioneta: Santiago Tobar | Producción en terreno: Emilia Morales, Rayen Morales | Dirección audiovisual y Dirección de fotografía: Emilia Martin

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