Crítica de Netflix: “Gambito de Dama”

 Crítica de Netflix: “Gambito de Dama”

“Gambito de Dama” es un término en el juego de ajedrez que se refiere a una de las muchas aperturas (primeros movimientos) que se pueden realizar en este popular juego de estrategia. La partida consiste en que las blancas adelantan sus primeros peones (d y c), para darle la ventaja al peón negro en d de “comerse” la blanca. Así, la Dama blanca queda liberada y rápidamente puede comer al peón negro y contrarrestar la ventaja.

La introducción es válida ya que no acostumbramos a estar al tanto del mundo del ajedrez, y el nombre de la serie que en un principio suena un tanto curioso, tiene referencia directa con la trama de la misma, que dice más o menos así: Beth Harmon (Anya Taylor-Joy) es una niña que queda huérfana a los 9 años de edad, cuando salva ilesa de un accidente automovilístico donde fallece su madre. Es llevada entonces a una casa de acogida para niñas en donde establece dos estrechas relaciones, una con su compañera Jolene (Moses Ingram) y otra con el conserje del lugar, el señor Shaibel (Bill Camp), quien en la soledad del sótano enseñará a Beth este fascinante juego llamado ajedrez. Es tanta la obsesión de Beth por el juego, que una de las pastillas que le dan en el centro la comienza a guardar para tomársela a la noche antes de dormir, ya que le produce una abertura de mente tal que, al igual que los grandes maestros del ajedrez, comienza a jugar partidas mirando el techo, memorizando tanto las posiciones de las piezas como el movimiento de cada una de ellas, en un tablero, obviamente, imaginario.

Como es de esperar, comienza prontamente a ganarle al señor Shaibel, quien no tarda en llamar al encargado de ajedrez de una escuela secundaria para que vea con sus propios ojos de lo que es capaz esta niña prodigio.

Al cumplir 15 años, Beth es adoptada por una familia que no está exenta de problemas. Su nuevo padre hará abandono de hogar, mientras que su madre bebe alcohol en demasía. Sin embargo, la independencia que le da a la chica vivir en una familia y no en un internado, le permite comenzar a participar en pequeños campeonatos de ajedrez. Pronto se entera que el US Open de ajedrez de Estados Unidos no es el techo de su progreso, sino que existe el Máster de la Unión Soviética, cuna de los mejores ajedrecistas del planeta, y en donde Vasily Borgov es el actual campeón del mundo y el rival a vencer. El resto es historia. La historia que deben ver ustedes mismos.

Era cuestión de tiempo para que la actriz protagonista de esta historia, Anya Taylor-Joy, acertara con un proyecto que la ubicara en las portadas de todos los sitios de cine del mundo. Y quizás también tuvo un poco de suerte, ya que hasta en la misma productora Netflix están sorprendidos con el éxito de los siete capítulos que componen la miniserie. A Anya la habíamos visto en la sorprendente “The Witch” (2015), para luego coprotagonizar “Fragmentado” (2016) y “Glass” (2019), estas dos últimas dirigidas por M. Night Shyamalan.

En “Gambito de Dama”, la actriz ejerce un rol solitario, frío y distante. Se nota que fue una niña que creció con falta de cariño. Recurrentemente tiene recuerdos de situaciones con su madre, en donde le explicaba cosas de la vida, del comportamiento racional e irracional de las personas, y muchas cosas que no sabemos de qué manera lo interpreta y asimila una niña de 5 o 6 años. A su memoria también llega el recuerdo de cuando su madre afronta a un hombre que tiene otra familia (¿su padre?) y también el momento del accidente. Así se construye la personalidad de esta niña que busca refugio en un tablero de 64 cuadros en el cual dice sentirse segura, ya que es un terreno conocido que ella puede manejar a su antojo y que incluso se le hace predecible.

En el camino, va encontrando el amor, los vicios, más penas, triunfos y fracasos. Son siete capítulos en los que no sobra nada. Son episodios muy bien armados y editados para dar una secuencia a la historia que no decae en ningún momento. Por las circunstancias mismas de la trama, la expectación baja en los capítulos cinco y seis, para rematar en el último capítulo de la mejor manera.

La miniserie está ambientada en los años 60, por lo que el color de la producción y el vestuario van acordes a la época, también las ciudades y hoteles que visita. Nada está al azar. La música, la evolución y crecimiento de los personajes están muy bien ejecutados.

“Gambito de Dama” es de esas miniseries que no puedes soltar y que te obliga a ver el siguiente capítulo. La afinidad con la protagonista es inmediata, y te emocionan sus éxitos y sus fracasos. Acompaña a Beth Harmon en su travesía para ver si logra convertirse en la mejor ajedrecista del mundo.

Escrito por: Daniel Bernal

Sígueme en Twitter: @DanielBernalY

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  • 3.5

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