Crítica de Netflix: “Rompan Todo: La Historia del Rock en América Latina”

 Crítica de Netflix: “Rompan Todo: La Historia del Rock en América Latina”

Estamos acostumbrados a presenciar, y de alguna manera sentirnos parte también, de las explosiones musicales que ocurren cada cierto tiempo tanto en Estados Unidos como en Europa. Sin embargo, Latinoamérica también ha tenido momentos históricos de catarsis musical a lo largo de las décadas. Y, según cada decenio, se pueden identificar tanto las corrientes musicales que definieron justamente una década, como los protagonistas que estamparon su nombre con fuego en la historia musical.

Así se presenta “Rompan Todo”, miniserie que durante 6 capítulos de 45 minutos de duración cada uno aproximadamente, nos interioriza y enseña acerca de la movida musical que ocurrió por este lado del planeta desde la década del 50 hasta nuestros días, todo acompañado del contexto político y social imperante en los países de la región.

Son muchos los rostros que hablan y nos dan su impresión de los fenómenos musicales vividos a lo largo de los años. Los que más aparecen -no necesariamente son los más importantes- son Fito Páez, Café Tacvba, Fabiana Cantilo, Gustavo Santaolalla, Vicentico, Andrés Calamaro, Beto Cuevas, Richard Coleman y Andrea Echeverri. Y conforme avanzan los capítulos son más los rostros que aparecen en escena, donde podemos encontrar a Molotov, Residente y Mon Laferte, entre otros. Mención aparte es la del músico y cantante británico David Byrne, quien con sus comentarios a lo largo de la miniserie se graduó de “musicólogo latinoamericano”. Es impresionante el aporte al documental dado su vasto conocimiento que demuestra de nuestras bandas locales.

Cada capítulo atiende una época específica de América Latina haciendo un inevitable cruce con la realidad política, social y cultural de cada país. A continuación, se desarrollará un resumen capítulo a capítulo de esta entretenida serie.

El capítulo 1 es el encargado de la introducción y de mostrar lo que ocurría en las décadas de los 50 y 60. Se muestran las realidades de Buenos Aires, Montevideo, Lima y Ciudad de México. Faltó Santiago de Chile.

Aquí quiero hacer un paréntesis: los que vivimos en los 80s -e incluso en los 70s-, es inevitable extrañar corrientes musicales y/o artistas que ni siquiera fueron mencionados. Este es uno de los grandes “peros” que enfrenta esta producción de Netflix, centrarse mucho en Ciudad de México y Buenos Aires en desmedro de Bogotá, por ejemplo, y otras capitales latinoamericanas.

En el mismo capítulo, podemos ver la aparición de hits como “El Extraño del Pelo Largo” y las primeras bandas que comienzan a coquetear con lo que más adelante será el rock latino. Un desenfrenado Sandro ya da que hablar cantando tanto en Argentina como en otros países. ¿El despegue internacional definitivo de Sandro, y de tantos artistas y bandas latinas? El Festival de Viña del Mar, de Chile.

En el segundo capítulo podemos presenciar lo que fue el movimiento hippie de la región en los 60s, en la voz de Los Jaivas. Y para darle la bienvenida a los 70s, aparece un discurso de Salvador Allende (ex presidente de Chile) y Víctor Jara. Todo se funde con el Golpe de Estado en Chile de 1973 y las imágenes de carabineros golpeando a civiles en las calles. Por otra parte, se muestra el Festival de Avándaro, o también conocido como el “Woodstock mexicano”, considerado hasta hoy como el concierto que ha congregado a más personas en ese país del norte. También vemos a bandas como Los Violadores y Sumo, con entrevista a Ricardo Mollo (Sumo, Divididos). Cerrando, comienzan las opiniones de Charly García, David Lebón y Pedro Aznar para hablar del impacto de lo que fue Serú Girán. “Ahí comenzó todo”, dicen.

En el tercer capítulo nos metemos de lleno en la década de los 80, quizás la más emblemática de nuestra historia musical reciente. Aparecen en pantalla Miguel Mateos, Fito Páez y Zeta Bosio, entre otros, mientras se muestran imágenes del terremoto que azotó a México en 1985. Será Fabián Von Quintiero quien abra la conversación acerca de una de las bandas más importantes en la historia de Latinoamérica: Soda Stereo. El cierre es con “Persiana Americana”, totalmente en vivo, en el Festival de Viña del Mar de 1987.

El capítulo cuatro comienza con la “Sodamanía”, continúa con la influencia de bandas españolas en México (debo indicar que el documental está muy “mexicanizado” en ese sentido), y aparece la importancia de Los Prisioneros tanto en Chile como en la región, con entrevistas a Jorge González y Claudio Narea. La atmósfera de la nota incluye una fuerte marca política, como era de esperar.

En el capítulo cinco nos encontramos con un avance noventero. Entramos de lleno a la era “MTV”. Nos enteramos o recordamos cuál fue el primer videoclip emitido por la cadena (“Sudamerican Rockers”, Los Prisioneros), tenemos más opiniones de Los Tres, Café Tacvba, Los Fabulosos Cadillacs, Fito Paéz, Babasónicos, Illya Kuryaki and the Valderramas y Los Redonditos de Ricota. Todos en un mix de éxitos, análisis musicales, historias y también de anécdotas de enemistades.

Y para cerrar este viaje de sonidos y luces de neón, el capítulo seis nos regala comentarios e historias de bandas emblemáticas del final de la década anterior y comienzos de un nuevo siglo. Así es como desfilan Plastilina Mosh, Control Machete, Molotov, Calle 13, entre otras. Se muestra la muerte de Gustavo Cerati y el impacto que tuvo en músicos y en los países en general. Y para cerrar, la nueva corriente femenina que existe en nuestros días y que se supone, ya no para.

Si en un principio seis capítulos podían dar la sensación de que eran demasiados, la verdad es que quedan cortos. Se necesita como mínimo el doble para hacer caber y darles tribuna a todas aquellas bandas y corrientes musicales que se quedaron afuera.

Es un buen viaje musical por seis décadas, muy interesante desde cualquier punto de vista y que todo melómano debe revisar. Quizás lo que se le critica es justamente que este viaje alucinante y pretencioso no alcanzó a detenerse en todas las estaciones.

Escrito por ©Daniel Bernal

Sígueme en Twitter: @DanielBernalY

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