Especial Psicópatas y asesinos 1: El Joker, Psicópata supervillano.

 Especial Psicópatas y asesinos 1: El Joker, Psicópata supervillano.

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Si de algo se pueden jactar Batman y Spiderman es de poseer cada uno una excelente galería de chicos malos. Pero de todos ellos, sin duda el más carismático y que ha resistido mejor el paso del tiempo, actualizándose a los códigos actuales, es el Joker, también conocido como el Guasón o el Comodín.  Por alguna razón, el payaso se suele asociar a una figura más terrorífica o malvada que divertida o simpática: ejemplos en el cine y la cultura hay miles. Quizá es por una inversión carnavalesca en la que algo que debería dar risa alcanza un rol opuesto al original. Da más miedo que el Joker asesine usando una flor o un juguete que una pistola o un cuchillo, porque el objeto es resignificado. Lo infantil o juguetón alcanza una dimensión distinta a la cotidiana: por supuesto, un juguete no es algo que nos dé miedo en la vida cotidiana, pero si cae en manos del Joker, que Dios nos pille confesados.

Resulta difícil que un villano de comics de superhéroes pueda ser tomado tan en serio e inspire tanto respeto y miedo como Norman Bates o cualquier sicópata del cine. Pero el Joker lo ha logrado. Y hacerlo desde el concepto inicial fue todo un logro: un delincuente de baja estrofa que cae a un estanque con químicos, su piel se torna blanca y su pelo verde, y decide convertirse en supervillano. El concepto parece bastante absurdo y propio de los primeros ingenuos años del género de superhéroes, pero afortunadamente buenos guionistas supieron sacarle partido al personaje para hacerlo brillar incluso más que al héroe que siempre le combate.

En esencia, el Joker es tres cosas: un payaso, un gángster y un psicópata. Y aunque pueda variar en cada encarnación o historia, siempre lo pasa chancho siendo villano. Y le fascina enrostrarle a Batman cada vez que puede, que el multimillonario disfrazado de murciélago está tan cucú como él. En sus inicios el Joker no pasaba de ser un villano de aspecto payaso, para luego adquirir cada vez más características de un gángster, metiéndose en el crimen organizado y peleándose el control de la ciudad con otros señores del bajo mundo. Fue Alan Moore en “La Broma Asesina” que le dotó de una personalidad más sicópata, ocupado más de causar el caos que de robar dinero, concepto que se ve en “The Dark Knight” cuando Alfred dice: “Algunos solo quieren ver el mundo arder”.

Es interesante que los dos villanos más peligrosos del universo DC no tengan poderes: Lex Luthor y el Joker, han sabido darle más dolores de cabeza a sus antagonistas que todos los monstruos espaciales ultrapoderosos juntos. Si el Joker escapaba de Arkham, todos temían una masacre a escala masiva. Si se le tiene que interrogar, deben de tomarse todas las medidas de seguridad posible. Y si eres villano y decides establecer una alianza con él, lo más seguro es que acabes asesinado. Si quieres métete con Bizarro, haz enojar a Bane o Doomsday. Pero intenta en lo posible no tener nada, pero nada que ver con el Joker.

Cesar Romero interpretó al Príncipe Payaso del Crimen en los años 60, poniendo el acento en la faceta más de payaso del personaje. Luego, a fines de los 80, un carismático Jack Nicholson se enfocó más en la faceta de gángster del Joker. Quien recibió más ovaciones por su interpretación, dándole énfasis al perfil de psicópata, fue Heath Ledger en “The Dark Knight” de Nolan, antes de que el actor falleciese en trágicas circunstancias. Y por supuesto, no hay que olvidar el magnífico doblaje a cargo de Mark Hamill en “Batman: The Animated Series”, en donde se nos mostraba a un Joker más caricaturesco pero igualmente malvado y mal de la azotea: algo así como una cruza entre Hannibal Lecter y Animaniacs. Lejos de ser ridículo (Bueno, lo era un poco, pero con esa intención), este Joker animado seguía siendo inquietante y aterrador. Porque un psicópata que te sonríe y que te trata como si estuviera jugando mientras te mata, es mucho más espantoso que un psicópata que está enojado o serio. Porque el primero te está dando a entender que no le importas un pimiento, para él matarte es cosa de risa. Al menos, el segundo sabe que está haciendo algo malo.

Con su traje púrpura, su sonrisa diabólica, su tendencia a desatar el caos más incontrolable y su cero capacidad de remordimiento, el Joker es un psicópata que da miedo, porque uno no sabe cómo piensa, es impredecible. Y eso, puede sacar de quicio a cualquier superhéroe, incluso al inteligente y capaz Batman. Por no mencionar todo lo que este último debe sufrir porque su archinémesis le roba casi toda la atención y protagonismo.

 © Por Felipe Tapia, financiado por poderosísimos grupos económicos.

Fuente imagen: http://www.best-reviewer.com/[/et_pb_text][/et_pb_column]
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