“Money”, el musical del consumismo

Se dice en teatro que cuando un estreno no anda bien, es señal de que el resto de la temporada irá de película. Y si de películas se trata, “Money, el musical del consumismo”, comienza entre otras cosas, con una cita al tremendo film “Cabaret” (1972), donde Liza Minnelli nos embauca con una gracia y voz inigualables.

Al momento del estreno de “Money” se hizo evidente la necesidad de una mejoría en el aspecto técnico, donde no todos los micrófonos suenan bien y hay un seguidor (luz) muy mal operada.

Le hacía falta también un coreógrafo mucho más exigente, un maestro de voz capaz de hacer cantar a todos los actores y definitivamente más ensayo. Excepto por la actuación de Claudio Olate, que sostiene la obra a falta de mayor equilibrio entre su trabajo y el de sus compañeros, con una calidad corporal y vocal de gran nivel, los demás dejan bastante que desear en cuanto al baile y el canto.

Caro Paulsen, gran actriz, también destaca sobre el resto, pero lamentablemente incurre en aquella forma de hacer reír, propia de programa de televisión como Teatro en Chilevisión, donde el actor en escena “se tienta” de la risa con su propia actuación, un recurso archirepetido que en el teatro serio de comedia, resulta imperdonable.

Ya que en Chile en general los actores no están lo suficientemente preparados para enfrentar un montaje musical, a diferencia de los actores formados en Estados unidos, donde el género musical funciona a teatro lleno todos los días del año, desde hace décadas; se valora tremendamente el esfuerzo del elenco de “Money” por hacer un buen trabajo sobre el escenario, sobre todo porque se trata de un estilo al que se le viene prestando atención luego de la llegada al país de un gobierno de derecha, transformándose en el gran atractivo teatral para el público. Aparece entonces en muchos teatros santiaguinos, el baile y el canto unidas en la actuación, con esa indudable capacidad que tiene la música de unir a las personas, algo que lamentablemente a través del teatro convencional (clásico o contemporáneo), no siempre es posible. Este boom comenzó con “La Pérgola de las Flores” y así continúa sin detenerse, lo que es una muy buena manera para los actores de permitirse cierta estabilidad laboral, en un país donde vivir de la creación artística suele ser mucho más difícil.

Por eso si estamos incorporando el género, hay que valorizarlo y respetarlo. Hay que subir el nivel. Si vemos algunas escenas de la ya nombrada “Cabaret” o cualquiera de los muchos musicales de Broadway (“Cats”, “Les Miserables”, “Jesús Christ Super Star”, etc), donde la precisión del trabajo corporal en función de los personajes es impecable y los actores se transforman en verdaderos cantantes, nos daremos cuenta que ni por musical ni por comedia, se debe perder la calidad de lo que el cuerpo transmitirá.

La obra plantea la temática del consumismo en forma de sketchs, que en casi todos los casos incluye una escena de comedia y concluye con una canción. Notable es el número de la funeraria, donde la actuación es completa y destaca frente a los demás números, donde se percibe más teatralidad y menos show. Entre estos números, el Co-director de la obra León murillo, hace un stand up comedy chilensis, con mucho doble sentido, pero sin caer en lo grosero (más bien a punto), donde el speech del tv cable, saca risas a quienes somos capaces de reírnos de casi cualquier cosa. Un poco de humor que invita a una reflexión momentánea y rápida de olvidar, sin mayor profundización.

Hay que decir que si andamos livianos, la obra en general hace reír. Y reír siempre es bueno. Pero ojo, que la comedia no tiene por qué descuidar la pulcritud, impecabilidad y calidad del trabajo que se entrega y a “Money” le falta para llegar a eso.

 

©Por Magdalena Chacón

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