“Stalker”: correr o morir

 “Stalker”: correr o morir

Para los que conocen la carrera del guionista Kevin Williamson, es claro que hay dos temas que son su “especialidad”: El terror y los adolescentes.

Lo demostró cuando saltó a la fama al crear la saga de “Scream” y la película “Sé lo que hicieron el verano pasado”. Luego se concentró en los aspectos más románticos del mundo adolescente con la entrañable “Dawson’s Creek” y  más tarde agregó sangre y colmillos a ese universo para adaptar los libros de  “The Vampires Diaries”.

Williamson volvió al mundo de los adultos atemorizados el año pasado cuando estrenó “The Following” sobre una secta, un psicópata y un inepto detective, interpretado por Kevin Bacon, que trataba de detenerlos. Allí nos dejó bastante claro que lo suyo era el efectismo facilista y la falta de coherencia  para contar una historia pretendidamente de  “suspenso”.

Este año regresa con “Stalker”, una serie que lleva el morbo de “The Following” al siguiente nivel.  La serie gira en torno a un grupo de detectives encargados de perseguir a “acosadores profesionales” que obsesionados por sus victimas prefieren matarlas a que ellas los ignoren.

La detective Beth Davis, interpretada por  Maggie Q (“Nikita”)  es la cabeza de la Unidad Anti Acosadores. Paradójicamente ella también fue víctima de un acosador, y las secuelas de esa experiencia aún la siguen atormentando. (¡Que original!)  Davis debe recibir a un nuevo y misterioso integrante, Jack Larsen,  interpretado por Dylan McDermott (“Los Practicantes”) McDermott  sobreactúa como si la vida se le fuera en eso y pronto descubrimos que  secretamente vigila a su ex esposa. Si, también es un acosador.

Pero lo más desagradable de esta serie no es la sensación de plato repetido, sino el desproporcionado uso de la violencia, particularmente contra la mujer. El primer episodio abre con un hombre bañando en parafina y luego quemando viva a una deportista con la que se obsesionó. Si en “The Following”  el gore parecía gratuito, aquí la maldad parece enfatizarse de una forma bastante inquietante.

Aunque la serie se asegura de mostrar casos de hombres acosados para equiparar las cosas, lo cierto es que son las mujeres las que se llevan la peor parte y sufren en extremo sin que haya una real justificación. En este punto “Stalker” logra impactar, sin duda su principal objetivo. Pero al mismo se vuelve una desagradable narración que hace de la violencia un morboso espectáculo, sin que haya ningún intento para que signifique algo más.

Kevin Williamson sabe llevar el ritmo y construir ficciones efectivas y fáciles de seguir. Sin embargo, los ingredientes de “Stalker” no producen demasiado interés. Los personajes principales parecen aburridos de sus propias vidas y las historias de acosos  huelen a una simple excusa para desatar una violencia excesiva y obvia. En este caso el mejor consejo es simplemente correr y tratar de escapar de este “acosador”.

© Por Aldo Vidal

En Twitter: @aldusvidal

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